Este sitio a sido creado con la finalidad de generar, un chispazo a tu curiosidad, aquí tratare de dilucidar la gran importancia del desarrollo de las capacidades humanas, sin definir, edad, condición física, genero ni color, avanzare poco a poco hacia el descubrimiento del comportamiento, individual y colectiva de los grupos humanos siempre de la mano del perfecto ingrediente, las dinámicas grupales, los invito a descubrir el poder del desarrollo.
martes, 31 de agosto de 2010
Trabajo en grupo nadie sabe mas que todos juntos
Hay una cosa muy importante en la vida de un grupo de trabajo que es precisamente eso, el grupo. Conservarlo bien y tener a sus miembros contentos es una parte clave en la gerencia y en los jefes para que las cosas salgan de la mejor manera posible.
Por empezar lo más importante de todo es conocer bien a la gente con la que se va a trabajar. Saber con que tipo de personas se cuenta dentro del grupo de trabajo y saber cuales son las fortalezas y las debilidades de cada miembro. Sabiendo esta información se conocerá la mejor manera de impartir órdenes y a la vez de filtrar nuevos conceptos para que sean aceptados por el grupo. También conociendo como es el mismo se sabrá si tiene más percepción visual u de otro tipo para que la presentación de hechos sea más efectiva.
Otro detalle que puede tener suma importancia en el desarrollo del conocimiento grupal es saber le jerga que utilizan sus miembros. Depende la profesión y los estudios que tengan, la jerga que emplearán al hablar serán distintos así como también el vocabulario para cuando se hable delante de los gerentes como cuando se hable entre ellos.
Adicionalmente será importante enseñarles a los miembros que no sepan de la jerga de la profesión ya que muchos de los integrantes de los grupos de trabajo de hoy en día provienen de distintas profesiones y carreras.
Por último también es vital pedirle a los que componen el grupo que le den su opinión respecto a las actividades que se están desarrollando así como también en que medida interpretan las instrucciones y como las resolverían. No es necesario un control férreo sobre los mismos pero si ir monitoreando los pasos que dan para estar al tanto de los acontecimientos y de cómo éstos van sucediendo.
Por eso el feedback es importante en todos los órdenes del desarrollo laboral pero más sobre todo en lo que respecta a los grupos de trabajo.
lunes, 30 de agosto de 2010
La hamaca
Actividad para niños mayores de diez años.
Se dividen dos grupos y cada uno hace una fila en donde queden frente a frente y se les indica que debe entrelazar sus brazos con el compañero de enfrente, mano derecha con mano derecha y mano izquierda con mano izquierda, cruzando los brazos. De ese modo, es más fácil que no queden espacios vacíos. El juego consiste en dejarse caer tumbado boca abajo sobre los brazos de los participantes, y que estos, con un movimiento de ola, impulsen al compañero hasta el otro extremo de la cinta transportadora. Al llegar al final, el profesor ayuda al jugador a bajar de la cinta. El jugador debe esperar a otro, formar una pareja nueva y ponerse en la cinta para que todos los demás integrantes puedan participar.
Las parejas del extremo inicial se sueltan y van participando en el juego.
domingo, 29 de agosto de 2010
La resiliencia renacer como un ave fénix
¿Por que algunas personas, niños adultos logran salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas y graves que atentaban contra su salud y su desarrollo en tanto otras quedan seriamente afectadas para el resto de su vida? Hace dos décadas esta pregunta produjo un cambio radical en al manera de encarar las repercusiones personales y sociales que sufren los seres humanos después de crisis severas. Mas que de una nueva forma de tratar el llamado stress postraumático, se trata de una mirada distinta acerca de la manera en los diferentes seres humanos afrontan las posibles causas de un stress; malas condiciones y dejaciones de la familia, reclusión en campos de prisioneros, situaciones de crisis, como las causadas por la viudez o el divorcio, las grandes perdidas económicas o de cualquier otra índole.
En lugar de preocuparse por las causas de la patología física o espiritual que esas catástrofes generan, el nuevo punto de vista supone indagar de que condiciones esta dotada esa minoría; por que y de que manera logra escapar de los males propios de los llamados “grupos de riesgo “, de los núcleo mas expuestos se comenzó a trabajar con chicos de la calle y dentro de ellos, con una minoría libre de de las patologías a las que la teoría y las estadísticas parecían condenar fatalmente _ alcoholismo delincuencia , adicción a las drogas etc. para convertirse en cambio en seres predispuestos a llevar una vida de proyectos y realizaciones ,en personas integradas y normales , este fenómeno denominado “resiliencia” , hoy es objeto de creciente interés por parte de educadores, psicoterapeutas y sociólogos . Se apunta alas potencialidades del sujeto, aquello que se puede hacer bien, que aun pronostico que lo condenaba por sus “fallas de origen” y al que solo se le puede ayudar rescatándolo de lo que hace mal.
Los tres pilares
Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de un capacidad de resiliencia, todos niños y adultos, aprendemos a reponernos dé las crisis, el lenguaje popular refleja muy bien el sentimiento de que solo hasta cierto punto somos vulnerables y que salvo casos extremos la gente se preocupa mas tarde que temprano “la vida continua” hay que seguir tirando, “el mundo no se acaba hoy” etc., pero mientras existan seres dotados de un alto grado de resiliencia natural , que a veces son vistos invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan a diferentes situaciones de stress cada ves mas notables , que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas “ es como si les faltaran elementos en la caja de herramientas de la vida”, grafican muy bien las licenciadas Lea Tielteman y Diana Arazi, psicólogas de la nueva óptica que apuntan los aspectos mas positivos de la personalidad .
A) La capacidad de juego: no tomarse las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas, y en esto el sentido del humor, el “mirar las cosas como desde el revés de una larga vista permite tomar distancia de los conflictos, la creatividad, la multiplicación de los intereses personales, los juegos de la imaginación regalan esas causas de alarma a su justo lugar, relativizarlas para no deprimirse.
B) La capacidad de encara las situaciones con un sentimiento de esperanza ; para ello es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos ,admiración , que sirve como guías y estimulo . es lo que en el lenguaje común de los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse” esto que viene a veces naturalmente con el modo de ser de las personas, puede ser estimulado por educadores y terapeutas. son esenciales así mismo las llamadas redes de sostén o de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de resiliencia obran como apoyo y estimulo permanentes.
la importancia de la comunicacion y del liderazgo en la vida
En el campo del liderazgo personal no hay mayor talento que la capacidad de comunicación de una persona.
No importa en un líder cuál sea su automotivación si no puede trasmitir sus ideas a otros.
La comunicación es el meollo de todo liderazgo. Y comunicación no es un intercambio de opiniones entre personas, sino un intercambio cuyo propósito es generar acción.
Un líder debe ser capaz de dar a conocer sus ideas y a su vez debe entender las ideas de los demás para poder guiarlos.
En las relaciones humanas la mayoría de las diferencias y desacuerdos se originan en la falta de entendimiento entre las personas.
La comunicación es difícil, es un arte. Exige algo más que intercambio de ideas; también es un intercambio de sentimientos, de actitudes, de emociones.
LA EMPATIA EN LA COMUNICACION:
La empatía no consiste en ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona y estar de acuerdo con ella. Es la habilidad para llevarse bien con la gente. Es una especie de percepción y de comprensión del comportamiento del otro que conduce a una sensibilidad por sus necesidades y a una flexibilidad para saberlas manejar con justicia y objetividad. Significa comprender al otro, aunque no se esté de acuerdo con él o no se acepten totalmente sus puntos de vista. Es un poco el secreto de la comunicación. La comprensión del otro conduce a establecer dos principios básicos de la comunicación efectiva,-
Cualquier persona tiene una serie de intereses que ha creado para protegerse de ideas no deseadas. La empatía es la clave para penetrar a través de esa cortina de hierro que selecciona las ideas de una persona, Cuando se conocen los intereses de otra persona y se expresan las ideas de acuerdo a ello la comunicación es posible.
Las ideas se expresan con palabras, pero éstas son meras imágenes de aquellas. Mientras no se conozca bien a una persona, siempre es difícil e imperfecta la comunicación. La empatía debe ayudar a comprender cómo es una persona y a hablarle al corazón. Sólo eso es comunicación.
EL ARTE DE ESCUCHAR:
La empatía ayuda a desarrollar una mejor comunicación, pero algunas personas se sienten frustradas porque no pueden encontrar una manera sencilla de mejorar su empatía.
¿Cómo puede saber cuáles son los intereses de los otros?
Si se escuchara a los demás, se sabría de ellos todo lo que se necesita saber para dirigirlos. Realmente se escucha poco. La ciencia se ha desarrollado mucho en el arte de leer y escribir, pero no en el de escuchar. Es imposible comprender a una persona a menos que la escuchemos. Y ello exige saber escuchar, Hay algunos medios que nos pueden ayudar a ello:
• "Esté pendiente de las ideas". No todas las personas se expresan con claridad. Algunas parecen divagar al hablar. Se repiten con más frecuencia que cuando escriben, Pero la palabra hablada tiene una ventaja sobre la escrita y es que trasmite los sentimientos con mayor énfasis y claridad. Al escuchar hay que tratar de oír lo que está detrás de las palabras para poder comprender a una persona.
• "Sea egoísta". Escuche siempre con la idea de que está decidido a obtener alguna ventaja de lo que escucha. Así obtendrá lo valioso que los demás pueden ofrecerlo.
• "Evite estar a la defensiva". Algunas personas escuchan al principio, con mente abierta... pero poco a poco la mente se va cerrando y se corta la comunicación. Ello se debe a veces a que se tiene miedo a que las propias razones no sean correctas. Por ello es bueno, al escuchar, adquirir la práctica de diferir el propio juicio, hasta que el otro haya terminado.
• "Practique el arte de escuchar". No hay que tener miedo a oír a otros, aunque trate temas difíciles. Siempre es arduo escuchar temas profundos y sacarle juego, pero la práctica lo hace más fácil. El que es capaz de callarse para escuchar a otros alguna vez, aprende mucho de la vida.
• "Escuche para recordar". Hay que saber escuchar a los demás y reflexionar después sobre lo escuchado. Se aprende mucho, cuando se reflexiona sobre lo escuchado
sábado, 21 de agosto de 2010
La zona del “sí” y la zona del “no”
Es una dinámica muy sencilla que puede utilizarse con niños del nivel primario o secundario. Puede servir para iniciar un debate y su utilidad consiste en hacer que los alumnos se expresen de forma espontánea, provocando la participación.
Esta dinámica de expresión y comunicación sirve para enseñar a los niños y jóvenes a expresar valores y opiniones. Consiste en lo siguiente:
Se hace una línea divisoria en el suelo, preferiblemente en un espacio despejado (aunque se puede hacer en el aula). Puedes utilizar “masking tape”, cinta adhesiva o tiza para marcarla.
Una de las áreas separadas por la línea, será la zona del "sí" o "verdadero", la otra será la zona del "no" o "falso".
La dinámica consiste en hacer afirmaciones que requieran estar a favor o en contra. Por ejemplo: "Los niños tienen derecho a la educación”. Al escuchar cada frase, los alumnos y alumnas deben ir corriendo a la zona que representa su opinión. Los indecisos se quedarán encima de la línea divisoria.
Para que la dinámica sea útil, empezaremos con frases triviales adaptadas a la edad del grupo, y poco a poco introduciremos aquellas que nos interesa debatir.
Cuando llegamos a estas frases, le pediremos a algunos jugadores que expliquen por turno, porqué han elegido su respuesta, alternando las preguntas a uno que dice sí, otro que dice no y a un indeciso.
Antes o después, las intervenciones se convierten en réplicas y así se consigue que debatan entre ellos.
Podemos volver a utilizar esta dinámica más adelante, para evaluar las conclusiones que nuestros alumnos han extraído del desarrollo de un tema, un documental, una película, etc.
Esta dinámica de expresión y comunicación sirve para enseñar a los niños y jóvenes a expresar valores y opiniones. Consiste en lo siguiente:
Se hace una línea divisoria en el suelo, preferiblemente en un espacio despejado (aunque se puede hacer en el aula). Puedes utilizar “masking tape”, cinta adhesiva o tiza para marcarla.
Una de las áreas separadas por la línea, será la zona del "sí" o "verdadero", la otra será la zona del "no" o "falso".
La dinámica consiste en hacer afirmaciones que requieran estar a favor o en contra. Por ejemplo: "Los niños tienen derecho a la educación”. Al escuchar cada frase, los alumnos y alumnas deben ir corriendo a la zona que representa su opinión. Los indecisos se quedarán encima de la línea divisoria.
Para que la dinámica sea útil, empezaremos con frases triviales adaptadas a la edad del grupo, y poco a poco introduciremos aquellas que nos interesa debatir.
Cuando llegamos a estas frases, le pediremos a algunos jugadores que expliquen por turno, porqué han elegido su respuesta, alternando las preguntas a uno que dice sí, otro que dice no y a un indeciso.
Antes o después, las intervenciones se convierten en réplicas y así se consigue que debatan entre ellos.
Podemos volver a utilizar esta dinámica más adelante, para evaluar las conclusiones que nuestros alumnos han extraído del desarrollo de un tema, un documental, una película, etc.
sábado, 14 de agosto de 2010
Beneficios familiares de los grupos de apoyo
La familia representa el escenario natural y cotidiano de promoción de la salud. Son numerosos los estudios que demuestran la relación significativa entre factores familiares de riesgo como el aislamiento social y las normas paréntales inconsistentes, y consumos abusivos de drogas, prácticas sexuales de riesgo de los hijos, etc. (De Dios, Vega y Ramírez, 2001; Gracia, Musitu y García, 1990; Musitu y Lila, 1993; Pons y Berjano, 1997; Vega y Garrido, 2000). Este aspecto justifica el uso de estrategias de intervención orientadas a trabajar con los padres en grupos de apoyo.
El grupo de progenitores se convierte en un contexto significativo de influencia socio-familiar. La experiencia grupal que promueve el sentido de grupo (cfr. Sarason, 1974) contribuye al bienestar de los progenitores al favorecer percepciones más positivas de sí mismos y mejorar las interacciones padres-hijos que, en muchas ocasiones, están en la base de los conflictos familiares.
Estos beneficios grupales responden a dos claves de éxito. La primera, basada en la Teoría de la Identidad Social (Tajfel, 1984), se refiere a las necesidades compartidas por los miembros del grupo que facilitan la identificación social: buscar estrategias para resolver conflictos, mejorar el control y dominio de la realidad, obtener consejo (Ayestarán, Martínez- Taboada y Arróspide, 1996; Díaz y Ferri, 2002; Martínez-Taboada, 1996).
La segunda clave de éxito radica en que las relaciones de intercambio de información socio cognitiva (por ejemplo, cuando en sus conversaciones transmiten conocimientos personales al grupo) y de aceptación y comprensión mutua (Solomon, Pistrang y Barker, 2001) que se establecen entre los progenitores, les capacitan para definir más claramente su situación y las vías de solución (Schubert y Borkman, 1994).
La integración en el grupo de iguales, siguiendo a Cohen (1988), facilita modelos de conducta a partir de los cuales los progenitores infieren sentimientos de autoconfianza y competencia (Bandura, 1987, 1999) y desarrollan la percepción de control de la situación familiar, asumiendo su responsabilidad en la solución de los problemas. Esto es importante puesto que ser padre o madre requiere tener seguridad en las propias capacidades para abordar con confianza los desafíos educativos, es decir, tener la creencia de eficacia personal (Bandura, 1999).
La autoeficacia personal representa, como afirma Maddux (1991), la actitud hacia uno mismo y la valoración de las propias capacidades para manejar con éxito las situaciones familiares, laborales, etc. a las que se enfrenta el sujeto. Su función de mediador sociocognitivo ha sido probada en diversas investigaciones (véase Bandura, 1999). En la evaluación de resultados del programa de Escuela de Familias (EFF) planteada por Vega (1998), se pone de relieve que los padres con mayor grado de eficacia parental, en comparación con los de menor grado de eficacia, responden adecuadamente a la conducta comunicativa de los hijos, les proporcionan apoyo afectivo y material y logran crear las condiciones familiares necesarias para transmitir expectativas de capacidad que favorezcan el desarrollo integral de los menores. Consiguientemente, los progenitores que piensan que pueden intervenir en la conducta de los hijos son los que más se esfuerzan por lograr sus propósitos como educadores.
Al igual que ocurre con la autoeficacia, la autoestima en el dominio familiar es un recurso psicosocial deseable. Para Bandura (1987) y Maddux (1991), el primero conlleva la estimación de la capacidad personal (cognición) y, el segundo, el juicio de la valía personal (afecto). Representa para Lila, Musitu y Molpereces (1994) la actitud evaluativa de aprobación personal y la satisfacción del individuo consigo mismo. Los progenitores con alta autoestima se perciben valorados por los hijos, la pareja, los amigos y otras personas significativas. Baumeister (1991) explica que las personas con mayor autoestima, en comparación con las de menor valía, tienden a persistir en sus esfuerzos ante situaciones de fracaso y a interpretar sus intentos frustrados como motivos de lucha. Además, la autoestima familiar predispone la actitud de ayudar a los hijos (Herrero, 1996) y facilita la expresión de sentimientos positivos hacia los mismos.
Practicar un estilo de apoyo socio emocional ajustado a las circunstancias y demandas evolutivas del neófito y caracterizado por compartir sentimientos y pensamientos con los menores y por hacerles ver que entienden y comparten sus sentimientos, es una conducta parental que refuerza actitudes y conductas preventivas deseables en los hijos. Representa un estilo educativo democrático caracterizado por afecto, comprensión y apoyo (Méndez, 1998). Este planteamiento es confirmado por Amato y Ochiltree (1986) al comprobar que las interacciones familiares que ofrecen apoyo emocional a sus componentes, se asocian con un alto nivel de identidad y con un autoconcepto positivo en adolescentes y adultos
Comunicar debidamente las reglas familiares es un ejercicio trascendental, puesto que informan al joven de cómo actúa la familia y de cómo debe actuar él o ella dentro y fuera del entorno familiar. Sin embargo, la comunicación padres-hijos suele ser pobre, predominando un estilo educativo autoritario basado en una comunicación deficitaria y unilateral (Méndez, 1998). El estudio de Garrido y Vega (1996) constata la falta de comunicación paterno-filial al comprobar que los padres no tienen expectativas ajustadas a la realidad del consumo de tabaco y alcohol de los hijos. Al igual, Amato y Ochiltree (1986) descubren que las relaciones familiares en las que predomina una escasa comunicación entre los miembros, se asocian con un autoconcepto negativo y con problemas de competencia social en los hijos.
Las creencias de eficacia y autoestima de los padres desempeñan un papel determinante de los estilos educativos familiares, definidos como estrategias utilizadas para regular la conducta y transmitir valores y normas (Lila y Marchetti, 1995), al fomentar conductas de atención y cuidado apropiadas. Los padres que se perciben eficaces y valorados se caracterizan por practicar un estilo autorizativo (Baumrind, 1983), por orientar y guiar las actividades de los hijos de forma racional y centrar sus actuaciones en la resolución del problema. Los estudios apoyan esta línea argumental al constatar que las prácticas basadas en estilos comunicativos y de apoyo aumentan la capacidad de influencia y control sobre los hijos y la posibilidad de que adquieran y mantengan estilos de vida saludables.
El grupo de progenitores se convierte en un contexto significativo de influencia socio-familiar. La experiencia grupal que promueve el sentido de grupo (cfr. Sarason, 1974) contribuye al bienestar de los progenitores al favorecer percepciones más positivas de sí mismos y mejorar las interacciones padres-hijos que, en muchas ocasiones, están en la base de los conflictos familiares.
Estos beneficios grupales responden a dos claves de éxito. La primera, basada en la Teoría de la Identidad Social (Tajfel, 1984), se refiere a las necesidades compartidas por los miembros del grupo que facilitan la identificación social: buscar estrategias para resolver conflictos, mejorar el control y dominio de la realidad, obtener consejo (Ayestarán, Martínez- Taboada y Arróspide, 1996; Díaz y Ferri, 2002; Martínez-Taboada, 1996).
La segunda clave de éxito radica en que las relaciones de intercambio de información socio cognitiva (por ejemplo, cuando en sus conversaciones transmiten conocimientos personales al grupo) y de aceptación y comprensión mutua (Solomon, Pistrang y Barker, 2001) que se establecen entre los progenitores, les capacitan para definir más claramente su situación y las vías de solución (Schubert y Borkman, 1994).
La integración en el grupo de iguales, siguiendo a Cohen (1988), facilita modelos de conducta a partir de los cuales los progenitores infieren sentimientos de autoconfianza y competencia (Bandura, 1987, 1999) y desarrollan la percepción de control de la situación familiar, asumiendo su responsabilidad en la solución de los problemas. Esto es importante puesto que ser padre o madre requiere tener seguridad en las propias capacidades para abordar con confianza los desafíos educativos, es decir, tener la creencia de eficacia personal (Bandura, 1999).
La autoeficacia personal representa, como afirma Maddux (1991), la actitud hacia uno mismo y la valoración de las propias capacidades para manejar con éxito las situaciones familiares, laborales, etc. a las que se enfrenta el sujeto. Su función de mediador sociocognitivo ha sido probada en diversas investigaciones (véase Bandura, 1999). En la evaluación de resultados del programa de Escuela de Familias (EFF) planteada por Vega (1998), se pone de relieve que los padres con mayor grado de eficacia parental, en comparación con los de menor grado de eficacia, responden adecuadamente a la conducta comunicativa de los hijos, les proporcionan apoyo afectivo y material y logran crear las condiciones familiares necesarias para transmitir expectativas de capacidad que favorezcan el desarrollo integral de los menores. Consiguientemente, los progenitores que piensan que pueden intervenir en la conducta de los hijos son los que más se esfuerzan por lograr sus propósitos como educadores.
Al igual que ocurre con la autoeficacia, la autoestima en el dominio familiar es un recurso psicosocial deseable. Para Bandura (1987) y Maddux (1991), el primero conlleva la estimación de la capacidad personal (cognición) y, el segundo, el juicio de la valía personal (afecto). Representa para Lila, Musitu y Molpereces (1994) la actitud evaluativa de aprobación personal y la satisfacción del individuo consigo mismo. Los progenitores con alta autoestima se perciben valorados por los hijos, la pareja, los amigos y otras personas significativas. Baumeister (1991) explica que las personas con mayor autoestima, en comparación con las de menor valía, tienden a persistir en sus esfuerzos ante situaciones de fracaso y a interpretar sus intentos frustrados como motivos de lucha. Además, la autoestima familiar predispone la actitud de ayudar a los hijos (Herrero, 1996) y facilita la expresión de sentimientos positivos hacia los mismos.
Practicar un estilo de apoyo socio emocional ajustado a las circunstancias y demandas evolutivas del neófito y caracterizado por compartir sentimientos y pensamientos con los menores y por hacerles ver que entienden y comparten sus sentimientos, es una conducta parental que refuerza actitudes y conductas preventivas deseables en los hijos. Representa un estilo educativo democrático caracterizado por afecto, comprensión y apoyo (Méndez, 1998). Este planteamiento es confirmado por Amato y Ochiltree (1986) al comprobar que las interacciones familiares que ofrecen apoyo emocional a sus componentes, se asocian con un alto nivel de identidad y con un autoconcepto positivo en adolescentes y adultos
Comunicar debidamente las reglas familiares es un ejercicio trascendental, puesto que informan al joven de cómo actúa la familia y de cómo debe actuar él o ella dentro y fuera del entorno familiar. Sin embargo, la comunicación padres-hijos suele ser pobre, predominando un estilo educativo autoritario basado en una comunicación deficitaria y unilateral (Méndez, 1998). El estudio de Garrido y Vega (1996) constata la falta de comunicación paterno-filial al comprobar que los padres no tienen expectativas ajustadas a la realidad del consumo de tabaco y alcohol de los hijos. Al igual, Amato y Ochiltree (1986) descubren que las relaciones familiares en las que predomina una escasa comunicación entre los miembros, se asocian con un autoconcepto negativo y con problemas de competencia social en los hijos.
Las creencias de eficacia y autoestima de los padres desempeñan un papel determinante de los estilos educativos familiares, definidos como estrategias utilizadas para regular la conducta y transmitir valores y normas (Lila y Marchetti, 1995), al fomentar conductas de atención y cuidado apropiadas. Los padres que se perciben eficaces y valorados se caracterizan por practicar un estilo autorizativo (Baumrind, 1983), por orientar y guiar las actividades de los hijos de forma racional y centrar sus actuaciones en la resolución del problema. Los estudios apoyan esta línea argumental al constatar que las prácticas basadas en estilos comunicativos y de apoyo aumentan la capacidad de influencia y control sobre los hijos y la posibilidad de que adquieran y mantengan estilos de vida saludables.
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